El senor Yuan, de Song, soñó una noche que un hombre con el cabello despeinado lo atisbaba desde la puerta y le decía:
– He venido desde las profundidades de Tsai Lu e iba de camino, desde el resplandeciente Yantsé, como embajador ante el Señor del Río Amarillo, cuando un pescador llamado Yu Chu me capturó.
Inmediatamente, el señor Yuan se despertó y pidio a un adivino que le interpretara el significado del sueño.
-Se trata de una tortuga sagrada- dijo el adivinador.
-Existe un pescador llamado Yu Chu?- preguntó el señor.
-Así es- le dijeron.
El señor dijo:
-Ordenad que Yu Chu venga aquí.
Al día siguiente se presentó Yu Chu, y el gobernante le pregunto:
-Que has capturado últimamente?-
El hombre replicó:
-Recientemente he capturado en mis redes una tortuga blanca. Mide unos dos metros de circunferencia.
-Muestra tu tortuga- dijo el gobernante.
Cuando apareció la tortuga, el gobernante no pudo decidir si matarla o dejarla. Su corazón estaba afligido, por lo que consultó con el adivino, y este le dijo:
-Mata a la tortuga y utilízala para hacer adivinaciones y recibir un oráculo.
Y así fue como quitaron el caparazón a la tortuga e hicieron en él setenta y dos agujeros para utilizarlos para hacer adivinación. Ninguno de ellos dejó de ofrecer un buen oráculo.
Confucio dijo:
– La tortuga sagrada pudo manifestarse en un sueño al señor Yuan, pero no pudo escapar a las redes de Yu Chu. Tuvo la suficiente sabiduría para dar setenta y dos adivinaciones correctas, pero no pudo escapar a que le cortaran sus órganos vitales. Así es; la sabiduría tiene sus limitaciones, e incluso la espiritualidad tiene algo que está fuera de su alcance. Incluso la sabiduría perfecta puede ser derrotada por una multitud de personas dedicadas a la intriga.
«Los peces no parecen temer a las redes; solo parecen temer a los pelícanos. Líbrate del conocimiento mezquino y deja que el gran conocimiento te ilumine. Líbrate de la bondad, y la bondad surgirá en ti en forma natural. Cuando nace un niño, no necesita un gran maestro; no obstante, aprende a hablar al ir viviendo con quienes hablan.»
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